lunes, 16 de junio de 2008

Experiencia personal de la salida al centro :)


Todo partió con “Chile o una loca geografía”. El nombre del libro que la profesora Natalia nos hizo leer para el mes de Mayo. Un libro muy latero, sin embargo nos ayudó a aprender muchas cosas. Gracias a este libro la profesora se dio cuenta de que nosotros como curso no conocíamos los lugares principales de la ciudad en que vivimos. Por ello organizó una salida de curso a recorrer el Centro de Santiago. Esa semana nos organizamos para que todo saliera bien, y la profesora nos explicó los lugares que visitaríamos, y cual era el objetivo de esta salida. El objetivo era apreciar la influencia de procesos históricos en nuestro país y conectarse con la ciudad como unidad viva y en constante cambio.

La mañana del Jueves quince de Mayo partimos caminando a la esquina de nuestro colegio a tomar una micro, luego el metro y más micros, etc. Nuestro objetivo era llegar al Centro de la ciudad. En el camino la profesora nos mostró una serie de lugares que muchos no conocían. Durante ese día visitamos la Estación Central, Estación Mapocho, Plaza de Armas, La Moneda, el Parque Forestal y el Mercado donde almorzamos, entre otros. Alrededor de las cuatro de la tarde ya estábamos de vuelta en el colegio.

Esta salida me ayudó a darme cuenta de muchas cosas que no había visto antes. Muchos aspectos de los chilenos que son comunes pero tal vez no se ven día a día. Realidades de muchas personas distintas o parecidas a nosotros. Con este texto pretendo explicar los aspectos que más llamaron mi atención durante ese día, dos de ellos son los ejemplos que la profesora nos dio en clases.

Algo que me llama mucho la atención es el cómo los chilenos están constantemente tratando de engañar al cliente, ya sea cobrándole más dinero por ciertas cosas o simplemente diciendo cosas que después no se cumplen. Es lo que le pasó a un grupo de compañeros en el Mercado Central. A la hora de almuerzo fuimos con el curso al Mercado, donde la mayoría nos fuimos a sentar a una especia de “balcones” que había, como un segundo piso. Ahí almorzamos lo que pudimos con la plata que teníamos y luego me enteré de que a unos compañeros les habían cobrado más plata de la que debían pagar en el momento en que el mozo les llevó la cuenta. Esto es un ejemplo de lo que sucede día a día, por suerte mis compañeros se dieron cuenta, pero en Chile pasa muy seguido y no siempre los clientes están atentos y los vendedores los engañan, al igual que en las bencinerias, donde a veces cobran lo que se pagó, pero no llenan el estanque de bencina hasta dónde pide el cliente. De estas situaciones se extrae la famosa frase de “Me hicieron leso”, dicho que ocupa mucha gente para expresar que lo han engañado, como si lo hubieran tomado como un tonto, al no darse cuenta de lo que le estaban haciendo.

El primer texto que publiqué tiene relación con otro aspecto que me llamó la atención, ya que está ves lo observé yo misma y no sólo hablo por lo que sé. Es acerca del consumismo y la influencia extranjera en Chile. Se trata de cómo los chilenos prefieren ahora más que nunca los productos extranjeros, los que hacen más y más publicidad que provoca una especie de afán por comprar o adquirir productos y bienes exagerada e inmoderadamente aunque no sean necesarios, llamado consumismo. En nuestro país, mayoritariamente en Santiago donde se concentra la población, existe una gran cantidad de personas que se podrían llamar consumistas, piensan que en el consumismo está la felicidad, en las cosas materiales siendo que eso no es lo más importante. Lo peor es que estas personas no están conscientes de lo que se puede llegar a hacer para conseguir dinero en el mercado, no saben la cantidad de árboles y animales que mueren por estas causas, no saben lo que sufren algunos para beneficio de otros.
Un ejemplo que lo demuestra muy claramente es lo que sucedió en la salida al centro, ya que ese día nos atrasamos en parte porque un grupo de compañeros se había ido a comprar al conocido McDonald’s, que ha llegado de el extranjero a instalarse al lado de la Estación Central, para quedarse quién sabe por cuanto tiempo más.

Otra cosa que me pareció interesante nombrar, es la cantidad de gente que usa la movilización pública, más conocida como Transantiago. Innumerables chilenos deben sufrir cada mañana y tarde, a las llamadas “Horas pic”, donde la mayoría de la gente que trabaja tiene que trasladarse ocupando estos servicios que muchas veces provocan accidentes u otras cosas ya que es tanta la gente que debe movilizarse, que por más que hayan cientos de transportes como el metro o las micros, no se puede lidiar con el exceso de población que habita nuestra ciudad. Al comenzar este servicio, una cadena de publicidad salió a circular por las calles, publicidad como “Comparte tu metro cuadrado”, que hacía referencia a que hay que acostumbrarse a convivir el día a día con gente que ocupa el Transantiago, a sentir el espacio propio invadido gracias a la falta de espacio, aunque el espacio sea grande, ya que la gente es mucha. Conozco a muchas personas que han tenido malas experiencias con este sistema de transporte, he visto en las noticias como los accidentes no dejan de estar presentes en las estaciones de metro cada mañana. Cada vez que salgo de mi casa ya sea a algún sector que se encuentre en el barrio, o a algún lugar más lejos como lo fue en el caso de la salida al centro, veo filas y filas de gente esperando para tomar una micro, filas que luego de una hora se mantienen iguales ya que harta gente se va, pero harta gente llega. La verdad es que no he pensado cual será la solución.

En nuestro diario vivir se producen situaciones que resaltan o sobresalen de las demás porque son las que llaman la atención, en las que la gente se fija. Tal como yo pienso, el Transantiago, el Consumismo y el Engaño en el sistema capitalista, son algunos de esos aspectos que sobresalen de los demás, como para mucha otra gente. Sin embargo, para otros estos aspectos no son tan importantes. Agradezco que los temas que mencioné no me han ocurrido nunca, pero al ponerme en el lugar de otros se que tal vez sentiría lo mismo, tal vez rabia o impotencia cuando me engañen al comprar algo, o cansancio y estrés cuando esté en una larga fila para tomar la micro. En fin, siempre le tiene que tocar a alguien.

La verdad es que lo pasé tan bien en el “paseo por el centro” que no me detuve a pensar en muchas cosas más que captaran mi atención de esta manera. Lo que sí podría agregar es que recomiendo a los Santiaguinos que viven en su mundo darse una vuelta por el centro de la ciudad en que viven, es muy interesante y si van con buena disposición lo pasarán bien.
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